Mi nombre es Pedro Muñoz, mejor conocido en Magdalena,
Hermosillo, Santa Ana, Nogales y algunas partes de Obregon, Phoenix y Tucson como “El
Peter”, diseñador/digitalizador de tiempo completo en PENN-MEX, y videógrafo
de medio tiempo. Amante de la música, la fotografía, las MMA, la televisión, el cine, entre otras cosas.
Como lo mencione en un artículo anteriormente, he vuelto al
gimnasio a entrenar como es debido sin pláticas excesivas, sin distracciones,
bien hidratado, y con forma estricta para cada ejercicio, cosa que me sorprende
bastante no ver a los demás usuarios de dicho gimnasio hacer. (De hecho no me
sorprende, siempre ha sido así.)...
Hoy será mi tercera semana completa desde el 13 de Enero que
volví, y no me puedo sentir mejor físicamente. Hace un año y medio deje el
gimnasio debido a una lesión, y por experimentar en eso de las MMA, cuando me
di cuenta que el horario es mi peor enemigo, conforme iba teniendo más trabajo
mis horas productivas se reducían, así que ese fue el principal motivo por el
cual deje tanto tiempo de ir. Pero otro motivo fue, el exceso de confianza, el
decir “ya tengo buen cuerpo, la gente siempre me pide consejos... Ha de ser porque
me ven bien, me alimento bien, tengo la cintura pequeña y llevo más del año que
no voy y aun me conservo” Pero una vez que abres los
ojos te das cuenta que tu mini gimnasio casero no te da abastos, y que tu
cuerpo ya no está como estaba cuando te esforzabas por mantenerte en forma, tu
ropa ya no te queda y que de hecho tu cuerpo es un estándar mexicano con grado
1 de obesidad.
Todo comenzó cuando comencé a trabajar en mi puesto actual
de diseñador en la maquiladora PENN-MEX, pesaba alrededor de 125 kilos, (mido 1.70) y usaba 40 de pantalón, y en
verdad no me importaba mi apariencia física, después de haber pasado por tantos
altibajos en mi vida, era lo menos que me importaba, lo único que importaba era
que había encontrado un trabajo estable que requería título universitario y que
tenía buen sueldo, después de ganar 300 pesos a la semana repartiendo volantes
en un módulo de “Paisano” en la
caseta de cobro, llegar a ganar lo que empecé a ganar en mi trabajo actual fue
una mejora impresionante. Es por eso que mi apariencia no me importaba, no me
importaba que dijeran de mí, no me importaba nada, solo quería mantenerme
estable y aislado de la sociedad que ya muchas veces me había dado la espalda.
Un dia de Julio debido a mi temperamento y a que tengo “la mecha bien corta” hice un coraje en
el trabajo de proporciones bíblicas, tanto que se me bajo la presión como nunca
(era normal porque era obeso) y tuve que ir a la enfermería, la doctora (amiga mía)
me dijo que debía de hacer algo con mi alimentación y con mi estilo de vida,
ignore la advertencia/consejo y fui a el departamento de personal para que me
hicieran un Memo de salida temporal porque había tenido que ir al seguro. Platicando
dentro de la oficina se encontraba un mecánico y la encargada de recursos
humanos, salió mi tema y el mecánico dijo: “Es que, el Peter, es gordito pues” fue
en ese preciso momento en que lo decidí: “Voy a entrar al gimnasio”
Asesorado por mi hermano quien se dedicaba de lleno al
baseball y entrenaba bien duro decidí hacerlo al próximo mes, para perder el
miedo, comprarme mis suplementos etcétera. Inicie el dia 9 de agosto del 2010
en el gimnasio municipal de Magdalena, ya que el gimnasio al que había asistido
de niño (a hacerle al loco) ya no estaba funcionando. Mi hermano y yo íbamos juntos,
rápidamente el entrenador del gimnasio municipal se ofreció entrenar a mi
hermano para que compitiera en la categoría de 70KG de físico-constructivismo
en Hermosillo (no recuerdo bien) porque le había visto bastante potencial. Fue ahí
cuando empecé a leer, averiguar rutinas de ejercicio, planes alimenticios y demás
cosas que se debe saber para llegar a tu objetivo. Me empape de todo la información
que pude incluyendo temas sobre genética y tipos de cuerpo “si mi
hermano tiene ese cuerpo… ¡yo también puedo!” eso fue lo primero
que pensé al leer sobre la genética cosa que hizo que mi motivación se
disparara por los cielos. A los pocos meses (alrededor de Noviembre y Diciembre
de ese año) pesaba 107 Kilos, mi hermano y el entrenador se encontraban
platicando de la competencia a la que iban a ir. Se me ocurrió comentar como
orgullo y motivación el hecho de mi increíblemente rápida pérdida de peso: “Ya ando en
107 kilos! Y uso 36 de pantalón, kiovole! Y ¡a lo mejor para dentro de unos dos
años le puedo entrar a competir yo también!” y
esta fue la frase que me mato pero me hizo echarle muchísimas más ganas: “hahaha
¿2 años? Yo creo que más”. Mi mente se nublo por completo, mi motivación se fue
por los suelos ese dia viernes, pero el lunes siguiente mis ganas de
demostrarle al mundo que se equivocaban eran inmensas, las risas de burla e
incredulidad me motivarían más y más. Ya tenía el conocimiento suficiente, los
siguientes meses seguí investigando incansablemente de rutinas, técnicas,
dietas, en fin, llegue a un punto en el que conocía exactamente que debía comer
como debía de comerlo y como debía de entrenar para que mi cuerpo cambiara a mi
placer. Al cabo de tan solo 1 año ya usaba 30 de pantalón y pesaba 85 kilos. Mis
puntos se habían probado, cada cuerpo es diferente, trabaja diferente y procesa
los alimentos diferentemente, los entrenadores de los gimnasios no te dan la
formula exacta ya sea por flojera, incompetencia, ignorancia, o por la más malévola
de las razones, hacer más dinero a costillas de tu salud.
Abrieron de nuevo el gimnasio que tantos recuerdos me traía
de cuando era niño (de unos 13 o 14 años) e iba a hacerme pendejo con las
maquinas, pero me creía porque iba al gym. Inmediatamente hice la transición,
para ese entonces mi hermano ya había competido algunas veces y yo era el caso
motivacional entre muchos conocidos y varios amigos cercanos, el clásico de “como le
hiciste!? Que comes!? Qué bien te ves! Me entrenas!? Me podrías dar una rutina!?” éramos
como unas pseudo-celebridades en ese ambiente, o al menos eso parecía y así lo sentía.
Para marzo del 2012 tuve mi primer lesión brutal en la parte
baja de la espalda mientras hacía peso muerto, cosa que me dejo sin ir 1 mes
para poder recuperarme, ese mes no pude moverme bien en lo absoluto, no podía dormir,
no podía sentarme y cuando me sentaba no podía levantarme, no podía estirar las
piernas… era un dolor insoportable cosa que hizo que le tuviera miedo a hacer
peso muerto, uno de los ejercicios más básicos y chingones de todos los
ejercicios, no solo de espalda, sino de cuerpo completo. Volví, sin hacer mi
rutina como se debía, mi cuerpo aún conservaba una buena forma y aun pesaba mis
menos de 87 kilos, era más máquina que hombre. A pesar de la lesión mi concentración
y enfoque siempre fue el mismo. Meses después, volvió la lesión esta vez
haciendo remo de espalda. Fue ahí cuando dije “debo dejar de hacer espalda por
un tiempo hasta recuperarme por completo”
Comencé a ir esporádicamente, un dia si, dos días no, etc. Mi
confianza era tanta que ya no me importaba, tiempo después decidí entrenar MMA
en lo que me recuperaba, después me di cuenta que los horarios no van conmigo
ni con mi estilo de vida. Para ese entonces ya tenía 7 meses que no iba al
gimnasio, al año seguía viéndome bien pero con la ropa un poco más apretada. Cosa
que no me gustaba para nada. Me empecé a hacer ideas de que no ocupaba al
gimnasio porque ya estaba como quería, que nomás necesitaba conservarme y
estupideces de esas, por lo que me compre una banca, una barra y unas
mancuernas “suficiente para entrenar en casa y conservarme como quiero” ¡ERROR!
El clima, y el hecho de saber que puedes hacer a la hora que se te antoje sin
pagar fueron factores determinantes para que mi inasistencia al gimnasio se
aplazara hasta 1 año y medio! (aproximadamente) pesando 105 kilos de nuevo y
usando casi 36 de pantalón de nuevo, decidí volver entrando el año sin muchas
excusas para volver a donde estaba; a un punto en el que me sentía cómodo como
me percibía la sociedad y como me sentía físicamente, la sociedad no importa
tanto, pero la actividad física rutinaria es tan importante, que si no la
realizas te conviertes en una bestia sedentaria incapaz de realizar cualquier función
que requiera movimiento de las extremidades. Hasta para amarrarte los zapatos
haces un ruidito así de ‘’oooooiiii’’ cuando te agachas. Pinche humillante. Una vez
que te pones en movimiento de nuevo hasta tus ganas de vivir aumentan, tu
cuerpo está invadido de endorfinas y lo único que te importa es la sensación que
tienes en tus músculos después de un dia de duro entrenamiento.
Mi novia me tomo una serie de fotos el dia 10 de enero, para que tiempo después
les pueda mostrar un antes y después de mi cambio físico a base de dieta
y ejercicio, obviamente rompiendo esquemas y pensando fuera de la caja como
siempre lo he hecho.
Hice este blog para recomendar a toda la gente que me pide o
pedía ayuda, para que ya los “entrenadores” no les sigan viendo la cara, o
metiendo ideas erradas de lo que es entrenar, Plomest In Shape, esta para
servir a la gente que en realidad quiere cambiar su estado físico y su salud en
general.
Sin muchos
pedos, aquí te vamos a decir la verdad, que funciona y que no.
Espero disfruten de mi esfuerzo por aconsejarlos y
entretenerlos en el proceso.